La insistencia en la competencia en la vida moderna, está relacionada con una decadencia general de los criterios civilizados, como debió de ocurrir en Roma después de la era de Augusto.
Hombres y mujeres parecen incapaces de disfrutar de los placeres más intelectuales. El arte de la conversación general, por ejemplo, llevado a la perfección en los salones del S XVIII, era una tradición todavía viva hace 40 años.
Es un arte muy exquisito que ponía en acción las facultades más elevadas para un propósito completamente efímero. Pero, ¿a quién le interesa en nuestra época una cosa tan apacible?
Bertrand Russel
"Hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y….
…Le metí la toalla en la boca para que se callara. No murió de eso, sino de no hablar: se le reventaron las palabras por dentro."
Hablar sale, en las más de las ocasiones, caro.
No puedo estar más de acuerdo. Palabras!!