La gente cree que para contar la propia vida es preciso empezar por el principio: año y lugar de nacimiento, etcétera. Pero se puede empezar por el final, o por el medio, por donde uno quiera. Yo no estoy seguro de que las cosas sucedan unas detrás de otras. Con frecuencia suceden antes las que en el orden cronológico aparecen después. Si usted quiere o necesita empezar por el fallecimiento de su marido, podemos empezar por ahí y luego ir a donde sea reclamada por la memoria o por el sentimiento. Lo importante es que los sucesos que seleccionemos tengan una carga de significado importante, para que el relato respire. Y se lo digo así desde el convencimiento de que la vida, de ser algo, es eso: un relato, un cuento que siempre merece la pena ser contado.
Juan José Millás (Dos mujeres en Praga)
no entiendo a las mujeres que necesitan imperiosamente quedarse viudas, o enterrar al marido antes de tiempo. Desde mi punto de vista "algunas" los usan solo como cheque al portador, y que sigan pagando después de muertos. Que naturaleza más podrida, trapichear con algo tan importante como es el amor, el respeto y la lealtad. Muchas gracias a todas ellas, que con razón, nos ponen todo tipo de calificativos. Los hombres no son "el negocio", me merecen más respeto, aquellas que cobran por los servivios prestados, que una mujer mentirosa y traicionera.
Hola Anónimo,
No se exactamente que ves en esta entrada para dejar este comentario, pero suena a demonios particulares. No obstante estoy de acuerdo contigo sobre ese tipo de personas, sean hombres o mujeres los que se comporten de esa manera.
quizás lo interpreté mal, pero eso de empezar por el fallecimiento del marido, me sonó a rayos. Disculpa mi espontaneidad, simplemente fué un pensamiento fugaz.
🙂