Tome las palabras, péselas, mézalas, vea la manera como se unen, lo que expresan, descifre el airecillo bellaco con que dicen una cosa por otra y venga a decirme si no se siente mejor después de haberlas desollado.
A las palabras hay que arrancarles la piel. No hay otra manera para entender de qué están hechas.
José Saramago