El cuervo
Una fosca media noche, cuando en tristes reflexiones,sobre más de un raro infolio de olvidados croniconesinclinaba soñoliento la cabeza, de repentea mi puerta oí llamar;como si alguien, suavemente, se pusiese con inciertamano tímida a tocar:“¡Es – me dije – una visita que llamando está a mi puerta:eso es todo y nada más!”. ¡Ah! Bien claro…